Desde hace algún tiempo, cada vez hay más informes y debates sobre hasta qué punto el plástico supone un riesgo para la salud humana y los daños a largo plazo asociados a los residuos plásticos que acaban en el medio ambiente. Es bien sabido que las partículas de plástico se acumulan en los estómagos de peces, mamíferos marinos y aves. Las islas de basura de plástico que flotan en los océanos tampoco son, por desgracia, nada nuevo. Pero ahora un grupo de investigadores de la Universidad de Hawai ha descubierto, más bien por accidente, que el plástico libera gases de efecto invernadero durante su proceso de descomposición.
En un principio, los investigadores querían averiguar cuánto metano se escapa del agua de mar. Sin embargo, encontraron niveles mucho más altos de lo que sospechaban. En su opinión, estas elevadas cantidades de metano no podían proceder únicamente de los animales marinos. La respuesta estaba en las botellas de plástico en las que se almacenaban las muestras de agua. Este descubrimiento fortuito demostró a los investigadores que el plástico también emite metano.
Cuanto más pequeñas, más emisiones
Los hallazgos de sus colegas despertaron el interés de Sarah-Jeanne Royer, que comenzó su propia investigación sobre el nuevo descubrimiento. La oceanógrafa canadiense y su equipo de investigación examinaron los siete tipos de plástico más comunes. Para ello, colocaron muestras de plástico en tubos de cuarzo y las expusieron al sol tropical. Una vez más, el plástico produjo los gases de efecto invernadero metano y etileno. Y lo que es más: el polietileno emite la mayor cantidad de gases de todos los tipos. Es el material que se utiliza principalmente para muchos productos desechables y bolsas de plástico.
Royer explica que el polietileno es un material flexible formado por cadenas simples de moléculas de hidrocarburos. Por eso, debido a su débil estructura química, emite muchos gases de efecto invernadero en cuanto se descompone al sol.
En investigaciones posteriores, Royer y sus colegas descubrieron que la emisión de metano aumenta cuanto más pequeñas son las partículas de plástico. Así, el polvo muy fino produce casi 500 veces más metano que la misma cantidad de plástico en forma de partículas más grandes. Este descubrimiento es especialmente preocupante porque el plástico se descompone en componentes cada vez más pequeños debido a la radiación solar en todo el mundo y, por tanto, también es probable que emita cada vez más metano.
Cuando se le pregunta por la fuerza del impacto de estos gases de efecto invernadero emitidos por el plástico en el calentamiento global, Royer señala que hay que seguir investigando. Hay que recopilar más información para poder hacer afirmaciones claras.
Emisiones comparativamente bajas
En comparación con las cantidades de metano emitidas por otras fuentes, la emisión del plástico parece bastante pequeña. Royer y sus colegas señalan en su trabajo de investigación que es probable que sea mil veces menor que la cantidad de gases de efecto invernadero emitidos al medio ambiente por la producción de carbón y gas, la agricultura industrial y los vertederos. Sin embargo, la situación es diferente en el caso del etileno y otros gases. Éstos podrían tener un mayor impacto en el calentamiento global.
Por tanto, el plástico no sólo es un peligro para los océanos y sus habitantes, sino que también muestra reacciones químicas hasta ahora inesperadas. El investigador del clima Gunnar Luderer está aprovechando esta oportunidad para estudiar la cuestión más de cerca que antes. Él y sus colegas del Instituto de Potsdam para la Investigación del Impacto Climático están investigando el ciclo global del carbono. Dado que hasta ahora el ser humano ha liberado al medio ambiente unos 5.000 millones de toneladas de plástico y que este material interviene en la formación de gases de efecto invernadero, el plástico adquiere cada vez más relevancia en el campo de investigación de Luderer. Al fin y al cabo, la cosa no se queda ahí, ya que se calcula que cada año se añaden cientos de millones de toneladas de plástico. Según Luderer, es especialmente importante avanzar en la investigación en este campo. Los experimentos de laboratorio aportan datos útiles. Pero la investigación de campo puede ayudarnos a comprender mejor qué ocurre exactamente con el plástico que acaba en el medio ambiente. Los efectos y consecuencias en la naturaleza se hacen directamente observables en el mundo real con la ayuda de este método de investigación.
El plástico está en todas partes
Como el plástico se encuentra ahora en infinidad de productos y se acumula no sólo en el mar, sino en cualquier parte del medio ambiente, Sarah-Jeanne Royer dirige ahora también su investigación a tierra firme. Porque el metano no sólo sale del plástico que está en el agua. Con sus muestras de plástico, Royer pudo determinar que el polietileno libera aún más de este gas de efecto invernadero en el aire. El doble que en el agua. La oceanógrafa denuncia con inquietud que todos los plásticos que nos rodean en la vida cotidiana emiten metano continuamente. No sólo se refiere a los residuos plásticos que se vierten en los vertederos, sino también a los invernaderos, los teléfonos móviles y los coches.
En la actualidad, no se dispone de datos suficientes sobre este tema para trazar un panorama global del impacto de los gases de efecto invernadero procedentes del plástico. No obstante, la emisión de metano, etileno y otros gases durante los procesos de descomposición del plástico es un campo de investigación que está cobrando importancia por buenas razones.