La privación crónica de sueño y sus efectos en la actividad cerebral

Las personas que sufren privación de sueño reaccionan de forma irritable y agresiva en su entorno privado y profesional. Si la privación de sueño se prolonga durante varios días, ya se hacen patentes graves efectos sobre la actividad cerebral. Un sueño sano y sin perturbaciones es vital para el organismo humano. Por algo la privación sistemática del sueño se utiliza y se ha utilizado como un método de tortura extremadamente eficaz. Aunque los efectos de la privación del sueño son bien conocidos, sólo en Alemania la padecen más del 25% de los adultos. Si no permite que su cuerpo se regenere durante al menos seis o siete horas de descanso nocturno, corre el riesgo de dañar permanentemente su salud. Incluso una noche sin dormir tiene un efecto sobre el organismo que puede compararse al que se produce tras la ingesta de un per mil de alcohol.

Después de 24 horas, los efectos de la falta de sueño son todavía soportables, ya que el organismo produce la hormona estimulante dopamina para compensar la alteración. Tras dos noches sin dormir, el efecto de la hormona disminuye considerablemente, lo que provoca problemas de concentración y alteraciones del pensamiento lógico. Tras la tercera noche sin dormir, aparecen los trastornos motores, acompañados de temblores, escalofríos y mareos. Al quinto día, pueden observarse alucinaciones, apatía y psicosis. A continuación, el cuerpo cae en un sueño profundo similar al coma.

Las alucinaciones, que los estudios han demostrado que son perceptibles tras tan sólo sesenta horas sin dormir, son sólo los primeros signos de las devastadoras consecuencias para la salud que se derivan de la privación crónica de sueño. En el curso de una serie de estudios científicos, una mujer mostró reacciones de pánico tras sesenta horas de privación de sueño, imaginando que sus brazos estaban cubiertos de telarañas. Otro sujeto desarrolló ataques de ira porque un sombrero imaginario le apretaba la cabeza. Debido a las graves consecuencias para la salud mental de los participantes en el estudio, la investigación se interrumpió prematuramente. El DJ estadounidense Peter Tripp privó a su cuerpo de todo sueño durante más de doscientas horas en un autoexperimento con fines benéficos. Cuando iba a ser examinado por un médico que apareció con un traje oscuro, huyó imaginando que el médico era su enterrador. Las alucinaciones y las reacciones de pánico asociadas son sólo los primeros síntomas de la privación crónica de sueño, que también pone en grave peligro la salud física. Así lo demuestra, por ejemplo, la rarísima enfermedad hereditaria del insomnio familiar letal, que afecta sobre todo a personas de más de cuarenta años. Conduce inevitablemente a la muerte al cabo de un año y medio por término medio, durante el cual la persona afectada apenas puede dormir o sólo lo hace de forma limitada.

Por lo tanto: asegúrese siempre de tener en cuenta sus necesidades individuales de sueño para mantenerse sano, equilibrado y productivo.

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