El magnesio es esencial para mantener el rendimiento y el buen funcionamiento del cuerpo humano, ya que es responsable de un gran número de funciones corporales diferentes. Por lo tanto, es muy importante aportar al organismo una cantidad suficiente de magnesio de forma regular.
El magnesio es un nutriente esencial, es decir, es vital para el cuerpo humano, pero éste no puede producirlo. Se encuentra sobre todo en el esqueleto y los músculos, pero también entre las células del cuerpo.
El magnesio se encuentra principalmente en alimentos vegetales como los plátanos, las espinacas y las judías. Otras buenas fuentes son sobre todo los frutos secos y las semillas, así como los productos integrales y el mijo. Las necesidades diarias de las mujeres rondan los 350 miligramos, y las de los hombres son algo mayores.
Los síntomas clásicos de una carencia de magnesio son, por ejemplo, calambres musculares, temblores, inquietud y problemas circulatorios. Las carencias se producen sobre todo durante el esfuerzo, el estrés excesivo, después de enfermedades, en diabéticos y durante el embarazo y la lactancia. Sin embargo, el consumo de alcohol y el uso de ciertos medicamentos también alteran el equilibrio del magnesio.
La función del magnesio
El magnesio activa más de 300 enzimas, especialmente las que intervienen en el metabolismo energético, y contribuye al desarrollo sano de músculos y huesos. También ayuda a reducir el cansancio y los síntomas de fatiga.
Especialmente las personas deportivamente activas tienen una necesidad excesiva de magnesio, ya que favorece la función muscular y el metabolismo energético. Tiene un efecto positivo en el equilibrio hídrico del organismo y regula el calor propio del cuerpo. El magnesio alivia los trastornos circulatorios porque dilata los vasos sanguíneos y mejora el flujo de la sangre. También ayuda con las úlceras de estómago, protege contra las arritmias cardiacas y mejora el rendimiento cardiaco. También previene las trombosis.
Pero el magnesio no sólo tiene un efecto positivo sobre el organismo, sino también sobre el cerebro, ya que favorece el funcionamiento del sistema nervioso. Por eso se le llama también la "sal de la paz interior". Ayuda a relajar los músculos y contribuye a un sueño reparador. Por tanto, el magnesio no sólo mantiene el cuerpo en plena forma, sino también la cabeza.