En la civilización moderna, con el tiempo hemos olvidado escuchar a nuestro cuerpo, a pesar de que nos indica exactamente lo que necesita. Por lo tanto, escucha a tu cuerpo antes de querer comer algo. Come sólo cuando tengas hambre de verdad. Muchas personas sólo comen por costumbre y nuestra ajetreada rutina diaria prácticamente dicta cuándo tenemos que comer. Sin embargo, si comes sólo por costumbre, frustración o incluso aburrimiento, puedes llegar a tener sobrepeso rápidamente.
Tenga paciencia. Muchas personas han perdido con el tiempo su sentido natural del hambre y la saciedad y, por lo tanto, pueden comer prácticamente a cualquier hora del día o de la noche. En este caso, primero hay que volver a entrenar el sentido del hambre y la saciedad. La clave para ello es un cambio de dieta con horarios fijos de comidas. Respete las pausas entre comidas. A título orientativo, debería haber unas cinco horas entre cada comida. Tampoco hay nada malo en sentir hambre de vez en cuando y no reaccionar inmediatamente. Bebe lo suficiente, porque así tu cuerpo puede funcionar incluso con una cantidad menor de comida.