Absténgase de prohibiciones estrictas durante la dieta. Suelen tener el efecto contrario, porque lo prohibido se vuelve aún más deseable. Si te prohíbes estrictamente el chocolate, pensarás constantemente en él y sentirás un verdadero antojo. Si entonces se vuelve débil y lo pica, no suele quedarse en un solo trozo, sino que se come la tableta entera con el razonamiento de que, de todos modos, ahora ya no importa.
Si haces esto durante la fase de pérdida de peso, te resultará aún más fácil mantener tu nueva figura después. Al fin y al cabo, si te lo niegas todo, al final te abalanzarás sobre todo lo que encuentres en la nevera. Una prohibición demasiado estricta condenará una dieta al fracaso, así que sé realista. El equilibrio es la clave del éxito.